El Aloe tiene largas hojas en forma de lanza, carnosas, espinosas y verdosas, que crecen en un formato roseta, a semejanza de los pétalos de rosa. Es una planta oriunda de China, India y de regiones desérticas que a lo largo de los tiempos se ha ido diversificando un poco por todo el planeta y hoy existen más de 400 especies de aloe científicamente catalogadas, según el International Aloe Science Council (el IASC es el principal órgano regulador de la calidad de los productos de Aloe comercializados a nivel mundial).
Los Aloe no son cactus, sino plantas de la familia de las Xanthorrhoeaceae, siendo la especie Aloe Vera Barbadencis Miller (es la que da flor amarilla y su gel huele a medicina), la que ofrece mayores beneficios para el Ser Humano, según los científicos . Es por eso que esa es la única especie catalogada con el término en latín “Vera”, lo que significa el verdadero Aloe. Las otras especies se designan sólo por Aloe seguido del nombre científico, como por ejemplo Aloe Ferrox Miller, Aloe Perry Baker, Aloe Arborescens, Aloe Excelsa, Aloe saponaria, Aloe miloti, etc.
El Aloe Vera, también conocida por la “Sábila”, “Áloe de Barbados”, “Babosa” o “Áloe de Curazao”, ya era consumida como secreto para la salud y belleza por las antiguas civilizaciones esparcidas un poco por todo el mundo (árabe, griega, egipcia, romana , asiática y africana) y hoy en día está totalmente democratizada.
En las últimas décadas, los centros de investigación de universidades de varios países se concentraron en el estudio de las hojas de Aloe Vera, habiendo comprobado que éstas contienen más de 75 nutrientes y 200 compuestos bioactivos, incluyendo 12 vitaminas (A, B1, B2, B3, (B5, B6 y C …), 20 minerales (calcio, magnesio, sodio, potasio, selenio y zinc …), ácidos orgánicos, 18 aminoácidos y como vegetal es pobre en grasa y rica en fibras.
Una hoja de una planta de Aloe Vera es un excelente kit de “primeros auxilios” para desinfectar lesiones menores como heridas, cortes o picaduras de insectos, entre otras situaciones.
Según los expertos, la cáscara del Aloe Vera contiene sustancias tóxicas para el ser humano, por lo que no debe ser consumida. Del interior de sus hojas, son extraídos dos productos comerciales: el látex y el gel. Estos son utilizados por la industria alimentar, cosmética, salud, entre otras, que anualmente consumen más de 100 millones de litros de Aloe y ponen en el mercado una infinita variedad de productos que usan como estrategia de marketing el inmortal gel.
El IASC y otros países, como la Unión Europea y China, han establecido normas para definir lo que es (y lo que no es) ‘Aloe Vera’ en productos acabados. La norma IASC afirma que sólo los productos que contengan ‘acemannan’, o los ‘glucomananos beta 1-4 acetilados’, pueden ser marcados con precisión como el Aloe Vera.
En laboratorio, los científicos ya probaron el poder del gel de Aloe Vera como anti-inflamatorio, inmunológico, cicatrizante y también su acción sobre la diabetes. También hay pruebas que demuestran que hay beneficios en caso de artritis, úlceras y muchos otros estreses.
Este texto es una toma de conciencia. De acuerdo con la estación del año y el momento en que se encuentra, cabe a cada uno sentirse si debe consumir este alimento. La dosis y la frecuencia depende de la naturaleza y la condición física de cada Ser Humano.