Las partículas de amor que se activan e invitan un Ser Mujer a quedarse embarazada, permiten el acceso a las ecuaciones matemáticas para que su vientre venga a replicar la geometría sagrada inherente a un nuevo cuerpo humano.
En este proceso de gestación, que dura cerca de 9 meses, además del patrimonio genético transmitido por los cromosomas, hay también la influencia de las Leyes de la Naturaleza y del Universo que actúan como esferas de magia, permitiendo la integración y la interacción en la unificación de la dualidad. Un poder que dinamiza los 100 trillones de células, 16 órganos, 16 sistemas (defensa, hormonal, nervioso, sanguíneo …), 12 recetores electromagnéticos, 7 cuerpos sutiles, 7 vórtices vibratorios o chakras, 11 sephyroth y innumerables pirámides vibratorias.
Pirámide del Espíritu, Doble Pirámide del Alma y Pirámide del Cuerpo.
El perfecto equilibrio de la dualidad de este Nuevo Ser,
entre Yacimientos de Metales activos en el planeta,
Los astros del sistema solar,
Estrellas y Constelaciones de la Galaxia,
que se alinean en los 16 puntos cardenales,
constituyen una verdadera melodía de esferas entre Sonidos y Tonos, teniendo como gran maestro el Espíritu que encarna en el momento en que la Mujer da a luz.
Si las Leyes de la Naturaleza y del Universo en su fractalidad se respetan, este niño tendrá 16 direcciones vibratorias activas en su potencial como Ser.
Así, será un diálogo entre el Patrimonio Genético y el Patrimonio Vibratorio inherente a la familia vibratoria del Espíritu.
En esta Era Zodiacal de Acuario (cada Era tiene aproximadamente 2160 años, marcada por la secuencia de Equinoccios y Solsticios), los niños ya nacen con un código genético limpio, o sea sin memorias de desequilibrios nombrados como enfermedades. Son niños en que su corazón vibra en las diversas frecuencias de Amor que permitirán la constitución de una nueva sociedad que será diametralmente opuesta a la que ha vigorado hasta la Era de Piscis (ésta terminó en la primera década de este nuevo siglo).
Existen tres grandes grupos de niños, cada uno con una función:
- Grupo de niños de una Nueva Alianza entre el Cielo y la Tierra, designados Niños Índigo.
- Grupo de niños de una Nueva Manifestación y Nueva Encarnación, conocidos por Niños Cristal.
- Grupo de niños de la Eternidad, llamados Niños de las Estrelas o Arco Iris.
Estos niños deberían ser recibidos en el Planeta Gaia, la Madre Tierra, por familias con una conciencia más abierta para entender y respetar su nueva forma de ser y pensar, sin proyectar los patrones obsoletos de la Era de Piscis, todavía impregnados en el código genético de los hijos padres (como castigar u obligar).
Estos niños son especiales, no deberían ser vacunados, ni tomar antibióticos, al igual que cualquier otro niño fuera de estos grupos, porque la composición química introducida en el organismo a través de las vacunas puede bloquear o destruir la vibración de las varias formas geométricas constituyentes del Ser Humano.
En la práctica, las vacunas pueden bloquear de inmediato la glándula pineal, el neocórtex, el paleocórtex, el cerebelo y el bulbo raquídeo… conocidas vibratoriamente como aristas de la pirámide del Espíritu y de la pirámide del Alma del Espíritu, del Ser Humano.
Todos estos daños, a veces irreversibles, pueden tener consecuencias inmediatas o a plazo en el Cuerpo Físico y en el Alma del Cuerpo, comúnmente llamadas enfermedades.
Si la copa de un árbol deja de poder recibir Sol y Oxígeno por alteración de sus sistemas naturales, registrados en la matriz de la semilla, el tronco y sus raíces entran en desequilibrio y con el paso del tiempo se secan y se mueren.
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