Se compone por los primeros cristales de sal que se forman y flotan a la superficie por la evaporación del agua del mar en la salina. Estos ligeros y delicados cristales son recogidos diariamente de forma manual antes de que queden más gruesos y se depositen en el fondo de la salina pasando la sal marina integral.
El precio de mercado de la flor de sal es más elevado que la tradicional sal marina integral y se debe al hecho de que son necesarias condiciones climáticas muy específicas para su recogida que se realiza manualmente. La época productiva de la flor de sal es normalmente corta, cerca de tres meses al año, lo que impide que se consiga producir grandes cantidades.
Este es un producto artesanal, no pasa por ningún proceso de industrialización, no recibe ningún aditivo químico, ni ningún lavado después de su recogida. La flor de sal mantiene todos los nutrientes que la naturaleza le ofrece.
Sin embargo, al igual que la sal integral, la flor de sal tiene sodio, luego debe ser consumida con moderación.
Según los expertos, la flor de sal tiene un sabor intenso y una capacidad de despertar los sabores del plato, permitiendo un paladar más agradable. La recomendación es que se utilice después de la confección del plato, antes de servir, para ajustar el condimento y mantener intactos todos los ingredientes para nuestro organismo. La cocción, a altas temperaturas, hace desaparecer o transformar, algunos de los ingredientes ofrecidos por la flor de sal.
Este texto es una toma de conciencia. En consonancia con la estación del año y el momento en que se encuentra, cabe a cada un sentirse si debe consumir este alimento. La dosis y frecuencia dependen de la naturaleza y de la condición física de cada Ser Humano.
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