Estados Unidos asumen que ninguna vacuna es completamente segura

**Foto de USA-Reiseblogger Simon en Pixabay.** El Tribunal de las vacunas de EE.UU. ya obligó al Estado a pagar 3,1 mil millones de dólares en indemnizaciones a las víctimas de vacunas en 30 años.

La incertidumbre sobre la seguridad de las vacunas es asumida de forma explícita por el propio gobierno norteamericano y por las autoridades por sí gestionadas, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de los países.

“Antes de la aprobación de las vacunas por la Food and Drug Administration (FDA), ellas son probadas extensamente por los científicos para garantizar que sean eficaces y seguras. Las vacunas son la mejor defensa que tenemos contra enfermedades infecciosas; Sin embargo, ninguna vacuna es realmente 100% segura o eficaz para todos, porque el cuerpo de cada persona reacciona a las vacunas de forma distinta“, afirma el Centro de Control y Prevención de Enfermedades norteamericano (Lea el documento completo).

Consciente de que hay riesgos graves inherentes a la vacunación, el gobierno de los Estados Unidos decidió, en 1986, inmunizar criminalmente a las farmacéuticas de posibles daños causados por las vacunas, pero hizo obligatorio el pago de indemnizaciones por el Estado a las víctimas de las vacunas.

Hasta 2016, el “tribunal de las vacunas” de Estados Unidos ya obligó al pago de 3,1 mil millones de dólares en indemnizaciones a las familias de los niños víctimas de vacunas.

Según el VAERS (Sistema de Notificación de Eventos Adversos de Vacunas), que acepta y analiza informes de efectos adversos después de la vacunación – cualquier consumidor, médico u otra entidad puede presentar queja, reveló a través de su sitio web que se analizaron 145 mil muertes sospechosas de vacunación desde que este organismo se creó hasta el año 2017.

La incertidumbre sobre la eficacia de las vacunas y también el hecho de que no hay obligatoriedad – aunque existen excepciones en algunos estados – ha hecho que haya cada vez más norteamericanos, los últimos datos apuntan alrededor del 20%, a posponer la vacunación de sus hijos o incluso a decidir no darles.