La sal es vital para el Ser Humano, pues de su disolución resultan los iones sodio y los de cloruro que están presentes en todos los tejidos y fluidos de nuestro cuerpo. Son ellos que permiten que haya funciones tan diversas, como por ejemplo, el equilibrio osmótico entre los fluidos celulares y extracelulares. En la práctica, es el sodio que permite, dentro de nuestro cuerpo, que se haga el transporte de oxígeno, de nutrientes, la transmisión de impulsos nerviosos, el movimiento de músculos o de los órganos, etc.
Nuestras lágrimas son saladas y las aguas del mar también. ¿Por qué?
También los antiguos alquimistas dejaron registrada la noción de dualidad a través de la sal filosófica, en la unificación del mercurio y del azufre filosóficos. Una equivalencia de una lejana conciencia oriental del Tao, unificación del Yin y del Yang. Información que forma parte de las leyes del universo y de las estructuras vibratorias del cuerpo humano en su organización tripartita oculta [leer más sobre estos temas en este sitio; Tres Principios Filosóficos de la Vida, Patrimonio Vibratorio y Patrimonio Genético].
Sin embargo, el consumo exagerado de sal es perjudicial para la salud porque hace que el riesgo de complicaciones, como por ejemplo, hipertensión arterial, estrés renal, arritmia, infarto o accidente cerebrovascular, entre muchos otros desequilibrios.
La verdad es que gran parte de la población mundial consume sal en exceso. Cada portugués, por ejemplo, ingiere por día, en promedio, de acuerdo con la Dirección General de la Salud, alrededor de 10,5 gramos cuando el máximo recomendado es de cinco gramos, el equivalente a una cuchara de té. Los ancianos deben consumir menos sal y los niños hasta los dos años no deben de todo comerlo.
Cómo equilibrar el consumo de sal
Una de las maneras de consumir menos sal es usar en los cocinados hierbas aromáticas o especias (lea también “Consuma hierbas aromáticas por su salud”). Sin embargo, conviene recordar que la sal o el cloruro de sodio también está presente en productos acabados y suministrados por la industria alimentaria, de bebidas, farmacéutica (a través de artículos de higiene personal, belleza y cosmética) o en masajes y otros tratamientos que hacemos a nuestro cuerpo.
Es por eso importante conocer el tipo de sal que se usa, pues existen más de 300 tipos de sal, que se dividen en tres grandes categorías: refinado, integral o mineral. Conozca también algunas variedades, sus características y algunos de los beneficios que pueden tener para el organismo en otros textos en este sitio web.
Este texto es una toma de conciencia. En consonancia con la estación del año y el momento en que se encuentra, cabe a cada un sentirse si debe consumir este alimento. La dosis y frecuencia dependen de la naturaleza y de la condición física de cada Ser Humano.
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