La puerta del estado está oficialmente abierta para servir comidas vegetarianas. La histórica decisión fue tomada en 2017, con la aprobación, la Ley del Parlamento portugués, que obliga a tener en todos los menús de los comedores de establecimientos públicos una opción sin productos de origen animal.
Así, desde mediados de 2017, que las escuelas, universidades, hospitales, prisiones, residências de ancianos, ayuntamientos, servicios sociales de la administración pública, entre otras entidades del Estado, pasaron a disponibilizar, por lo menos, un plato vegetariano (Leer aquí). Esta legislación es el resultado de una petición con más de 15 mil firmas y que mereció luz verde política, después de que el propio Ministerio de la Salud reconoció, en 2015, los beneficios de una alimentación vegetariana.
“En las últimas décadas, con el aumento del conocimiento en las ciencias de la nutrición y del ambiente, ha aumentado la evidencia científica a favor de la mayor presencia de productos de origen vegetal en nuestra alimentación. Las poblaciones con consumos elevados o exclusivos de productos de origen vegetal parecen tener menor probabilidad de contraer enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer, diabetes y obesidad”, dice la Dirección General de la Salud (DGS) en el programa nacional para la promoción de la alimentación saludable – Líneas de Orientación para una alimentación vegetariana saludable.
“Una alimentación exclusivamente vegetariana, cuando bien planeada, puede llenar todas las necesidades nutricionales de un ser humano y puede adaptarse a todas las fases del ciclo de vida, incluyendo el embarazo, la lactancia, la infancia, la adolescencia y los ancianos, o incluso los atletas”, señala el mismo documento.
Pero la opción vegetariana no se restringe sólo a la salud de nuestro cuerpo, promueve también el respeto por los animales, la sostenibilidad del medio ambiente y la biodiversidad. Conceptos sostenidos por las Naciones Unidas que reclaman la necesidad del ser humano tener una “alimentación sostenible” para salvaguardar el Planeta y las futuras generaciones.
Hay más de 120 mil vegetarianos
De subrayar que entre vegetarianos existen diferencias según su alimentación:
• Ovolactovegetarianos, excluyen carne y pescado, pero permiten huevos y lácteos;
• Lactovegetarianos, no comen carne, pescado y huevos, pero ingieren productos lácteos;
• Ovovegetarianos, rechazan carne, pescado y lácteos, pero consumen huevos;
• y los Veganos, no comen carne, pescado, huevos o lácteos ni consumen calzado, vestuario, productos de higiene u otros que contengan vestigios de origen animal o que sean probados en animales.
Sin embargo, los expertos alertan, que la opción por una alimentación exclusiva vegetariana no garantiza por sí sola la salud. La regla base de alimentación saludable es aquella que tiene en consideración las necesidades individuales de cada persona (leer el texto “Tres Principios Filosóficos de la Vida”), debiendo ser suficiente, equilibrada, diversificada y adaptada a cada situación y circunstancia. En el caso de una alimentación vegetariana, por ejemplo, es necesaria una adecuación del organismo y una planificación para que no exista un déficit de nutrientes o un consumo excesivo de sal, grasa o calorías, refieren los especialistas en las ‘Líneas de Orientación para una alimentación vegetariana saludable’
“La adopción y el mantenimiento de una dieta vegetariana, en particular, una dieta vegana, exige un mínimo de conocimientos específicos, alimentarios y nutricionales, que a pesar de simples, no son intuitivos”, añaden los especialistas en el mismo documento disponible en la Dirección General de la Salud.
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