La elección de un dentífrico es tan importante como la necesidad de lavar los dientes después de cada comida. La variedad disponible en el mercado es alta, pero la elección debe recaer siempre sobre dentífricos con ingredientes que no pongan en peligro la salud. Evite, por ejemplo, el Triclosán, Flúor o Menta, pues según muchos científicos e investigadores son sustancias enemigas de nuestro organismo.
Desde 2000 que existen sospechas y preocupaciones sobre la utilización del Triclosán. El riesgo de esta sustancia causar alteraciones en el sistema hormonal, en particular en la glándula tiroides, en el sistema inmunológico regulado por la glándula timo, estimular la resistencia a los antibióticos y aún poder desencadenar enfermedades degenerativas.
La presión de entidades como la norteamericana Natural Resources Defense Council y de los consumidores llevaron a que Colgate-Palmolive haya retirado, en 2010, el Triclosán de sus jabones, pero sólo a finales de Enero de 2019 decidió eliminar ese compuesto químico de un de los dentífricos más vendidos en el Mundo: Colgate Total. La multinacional presentó entonces un nuevo producto, a través de una fuerte acción de marketing justificando la innovación con el resultado de años de investigación. La verdad es que el dentífrico Colgate Total representa un ingreso anual mundial, de 2.600 millones de euros, o sea, es el producto estrella de la multinacional.
Sin embargo, Colgate-Palmolive sigue afirmando que sus productos han sido evaluados y aprobados por las autoridades (norteamericanas y europeas), siendo por eso seguros para los consumidores Una posición fuerte que según los expertos pretende evitar que los tribunales sean cargados con procesos como ocurrió por ejemplo con los fabricantes de “Polvo de Talco’ o Monsanto (con ‘el Pesticida Roundup’) donde las indemnizaciones disparan a cada mes que pasa.
En los EE. UU. la Autoridad Farmacéutica (sigla en inglés Food and Drug Administration – FDA) decidió, prohibir en 2016, 19 ingredientes químicos, entre ellos el triclosán, en los jabones antibacterianos, y desde entonces asumió públicamente que está desarrollando nuevos análisis sobre el triclosán en los dentífricos y sus riesgos para el Ser Humano.
En Europa, en la última decisión de la Comisión Europea sobre el triclosán se supone que el triclosán no debe utilizarse en productos de higiene personal, pero se permite su utilización en productos cosméticos como pasta de dientes, desodorantes, productos para uñas, etc. (lea aquí el documento).
En Portugal, el Infarmed analizó, en 2017, la calidad de 76 productos de higiene oral, entre ellos 67 dentífricos y concluyó que todos presentaban concentraciones inferiores a los máximos permitidos, por lo tanto son legales (lea el comunicado).
La verdad es que el triclosán es un compuesto químico que está presente en más de 2000 productos de higiene personal – como por ejemplo, jabones líquidos, pasta de dientes, colutorios bucales, desodorantes y cremas hidratantes y como las autoridades europeas deciden no afrontar el lobby de gigantes como Colgate-Palmolive, corresponde a los consumidores decidir si quieren seguir siendo conejillos de indias de estas multinacionales.
¿Y el Flúor?
El flúor es un elemento químico, residuo de aluminio, habitualmente usado como ‘ingrediente estrella’ en los dentífricos bajo el eslogan “Flúor Refuerza el Esmalte”. Sin embargo, importa decir que esta sustancia es nociva para el Ser Humano. Según muchos investigadores, el flúor provoca desequilibrios en la tiroides, calcifica la glándula pineal (considerada como la jefe de las glándulas), desarrolla estreses cardíacos, afecta los huesos, retrasa la velocidad de reacción, incita a las enfermedades degenerativas o favorece la aparición de Alzheimer.
Muchos tranquilizantes y sedantes como el Prozac o Valium contienen flúor, además en muchos países, como por ejemplo Portugal, es permitida la fluorización del agua de la red pública. Ya en Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Holanda, Noruega, República Checa, China o Japón es prohibido añadir flúor al agua potable.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó el valor máximo de 1,5 miligramos de flúor por litro de agua potable, pero existen investigadores que consideran que a partir de los 0,4 miligramos de flúor por litro de agua hace que las funciones sensoriales y mentales quedan más lentas.
La ingestión de flúor en muchos Seres Humanos se hace a través de las pastas de dientes, del agua y en muchos alimentos (vegetales, carne, pescado), lo que hace que el valor ingerido pueda provocar efectos nocivos relevantes.
Menta
La menta es otro de los ingredientes utilizados en dentífricos y que es perjudicial porque abre brechas en la frecuencia de energía, desregulando y separando el flujo de energía inherente a cada vórtice vibratorio de los cuerpos sutiles.
El flúor, el triclosán y la menta, entre otras sustancias, son agentes desestabilizadores de todo el sistema glandular que provoca desequilibrios de interacción entre sistemas (inmunitario, hormonal, nervioso y sanguíneo), entre meridianos y sus órganos, entre vórtices de cuerpos sutiles, vórtices de los chakras, la pirámide del cuerpo, la doble pirámide del alma y la pirámide del espíritu. Para aquellos que desean librarse de estas sustancias, la solución pasa por usar, por ejemplo, pastas de dientes sin flúor, menta o triclosán y hay muchas en el mercado a precios asequibles o también puede elaborar su propia pasta de dientes. Este tipo de dentífricos también son recomendados por los dentistas, en particular los dentífricos sin flúor. Los laboratorios homeopáticos no usan ni flúor ni menta, pues tienen conocimiento de que estas sustancias anulan el efecto de cualquier tratamiento homeopático.
La elección está en nuestras manos.
Este texto es una toma de conciencia. En consonancia con la estación del año y el momento en que se encuentra, cabe a cada un sentir si debe consumir este alimento. La dosis y frecuencia dependen de la naturaleza y de la condición física de cada Ser Humano.
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