El Alerce, árbol de la montaña que se desarrolla en grandes altitudes, puede alcanzar de 30 a 40 metros de altura. Capaz de transportarnos a un bosque de coníferas en un sopro de aire, su aceite esencial tiene un aroma fresco, a la vez que es reconfortante y envolvente. Su alto nivel de monoterpenos le confiere propiedades antisépticas y antiinfecciosas. Como es la única conífera que pierde las agujas en otoño, es un símbolo de renovación, de nuevos comienzos y de coraje. Será usado de esta forma en la aromaterapia energética, trayendo perseverancia, disipando frenos mentales y saliendo de la zona de confort si es necesario.