El lado oscuro de los perfumes

Foto de Murilo Moredo Mu en Pixabay. Los perfumes son hechos a fuerza de ecuaciones químicas compuestas por computadoras que mezclan sustancias naturales y esencialmente sintéticas que no son amigas en nuestra salud.

Es del sentido común que la magia de un perfume despierta emociones, muchas veces adormecidas en el pasado, proporciona experiencias nuevas, sentimientos, como confianza o felicidad y, a veces, hasta ofrece un estatuto de Ser único. Se trata de la varita de condón que hace funcionar la emoción, la memoria y la creatividad a través de la información que se transmite a través del olfato, la piel o por nuestros recetores magnéticos. Pero no todo es lo que parece.

Foto de Djedj en Pixabay.     Para obtener un kilo de esencia de rosa se necesitan cinco toneladas de rosas.

Hace millones de años que el hombre usa los mágicos perfumes, siendo los registros más antiguos relativos a las remotas civilizaciones egipcias. Pero en ese momento los perfumes eran creados y preparados, por los antiguos alquimistas, a través de materias primas naturales: alcohol, agua destilada y aceites esenciales. Un proceso productivo que los tiempos modernos del consumo masivo llevó a la industria a apostar fuerte en la muy sofisticada tecnología de laboratorio.

Hoy, las creaciones se hacen essencialmente al costo de ecuaciones químicas compuestas por ordenadores que mezclan sustancias naturales y sintéticas (derivados del petróleo que contienen sustancias tóxicas). En cuestión están las restricciones ambientales que existen para trabar la extinción de más plantas y animales. Por ejemplo, para obtenerse un kilo de esencia de jazmín es necesario coger 600 kilos de flores de jazmín y para hacer un kilo de esencia de rosas son necesarias cinco toneladas de rosas. Ya en el caso de animales, el ciervo almizclero, de donde se retira el aceite de almizcle (glándula que ciertos animales poseen para producir la sustancia con que marcan sus territorios y atraen las hembras) tiene hoy su comercio limitado, a nivel mundial, a 300 kg al año. Sin embargo, según los expertos, la producción de la mayoría de estas sustancias encontradas en vegetales y animales, hechas a través de células sintéticas, son hasta más ventajosas económicamente para la industria. Las voces de las grandes empresas subrayan, sin embargo, que no es así, pues hay sintéticos como el Ambroxan (ámbar gris), Damascona (rosa) o el Irone (iris) que son tan caros o aún más que las sustancias naturales.

Foto de PourquoiPas en Pixabay.   Los consumidores norteamericanos ya están siendo informados de la composición de un perfume, mientras que los europeos todavía están sujetos al tabú del secreto industrial.
Foto de Bruno Glätsch en Pixabay.    Muchos perfumes utilizan las mismas fragancias que se encuentran en detergentes, suavizantes y productos de limpieza.

La verdad es que por el lucro se libra una batalla sin precedentes por nuevas fragancias, donde la psicología emocional del ser humano es estudiada y trabajada al detalle. Sólo para la elaboración de un perfume, los laboratorios llegan a mezclar más de 300 sustancias diferentes entre esencias naturales y sustancias sintéticas. Una lista de ingredientes que las marcas de perfumes guardan bajo llave en nombre del secreto industrial.

Sabía, por ejemplo, que hay perfumes que usan: Ámbar Gris que se obtiene a través de la segregación biliar generada por cachalotes o ballenas; Civet Musk extraída de las glándulas anales de civetas masculinas; Castóreo se obtiene en la segregación de las glándulas anales del castor; Escatol, un compuesto que se encuentra naturalmente en alquitrán carbón y heces; Fenoles que son pesticidas naturales producidos por plantas para alejar insectos …, entre muchos, muchos otros. Parece valer todo para que se alcance el gran objetivo, la preferencia de los consumidores, ni que para ello se pone en riesgo la propia vida del consumidor.

La denuncia de esta realidad se hace por varios estudios y pruebas divulgados en los últimos años y que asocian muchas de las sustancias que constituyen los perfumes a la causa del cáncer, en particular de la mama, a alteraciones del sistema hormonal que afecta, por ejemplo, a los órganos reproductivos del hombre o lleva a la pubertad precoz, a desarrollar inflamaciones que pueden potenciar enfermedades como Alzheimer y Parkinson, a provocar problemas respiratorios o incluso ser responsables de alergias.

¿El tabú empieza a desmoronarse?

Al contrario de un producto alimentario en el que es obligatorio disponer de una etiqueta con todos los ingredientes de su composición, en un perfume las autoridades de control quedan satisfechas con una referencia muy genérica, en la que se da a conocer la fragancia, pero se ocultan todos sus ingredientes componentes del secreto industrial. 

En la práctica, el consumidor no sabe nada y tiene que confiar ciegamente en la International Fragrance Association, que desde 2017 está dialogando con la Unión Europea para que las fragancias sean transparentes a los ojos de los consumidores. Ya al otro lado del Atlántico, los gigantes mundiales Unilever, en Febrero de 2017, y Procter & Gamble, en agosto de 2017, anunciaron que van a romper el tabú y comenzar a revelar en detalle toda la información sobre los ingredientes de las fragancias de sus productos de higiene personal y de limpieza.

Esta mayor transparencia abre la puerta a que los consumidores sepan qué contiene realmente un perfume. Es que su composición se basa en fórmulas que en promedio tienen 40 a 250 materias primas, elegidas a partir de aproximadamente 1.500 esencias naturales y 4.500 sintéticas, en las que las combinaciones son bastante complejas.

Y las fragancias encontradas en detergentes, suavizantes y productos de limpieza e higiene personal son a menudo las mismas que se utilizan en la producción de muchos perfumes.

Foto de Sherilyn Hawley en Pixabay.     Cuando usar un perfume evite aplicarlo detrás de las orejas, en el cuello y en la parte interna de las muñecas, prefiera esparcirlo directamente en la ropa.

¿Qué hacer?

Debido a la ocultación de información que existe sobre la composición de un perfume, la mejor opción para no correr riesgos es aplicarlo a la ropa diaria. Evite colocar perfume detrás de las orejas, en el cuello y en la parte interna de las muñecas porque estos tres puntos específicos [de los 12 puntos electromagnéticos que tiene nuestro cuerpo] son puertas de entrada y de salida de energía que animan nuestros meridianos, controlados por usted y por el sistema hormonal, los vórtices de los cuerpos sutiles. De este modo, evita que las sustancias sintéticas y naturales que integran los perfumes sean absorbidas por su organismo y le causen daños. La decisión está en nuestras manos.

Este texto es una toma de conciencia. Según la estación del año y el momento en que se encuentra, corresponde a cada uno sentir si debe usarlo. La dosis y frecuencia depende de la naturaleza y condición física de cada Ser Humano.

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